DAR CON ALEGRIA - 2 CORINTIOS 9:7-9

“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” (2 Corintios 9:7-9)
Generalmente, tomamos estas palabras en las escrituras para referirnos a las ofrendas y diezmos en las Iglesias, pero en esta oportunidad quiero tomar estas palabras, a una circunstancia en particular que viví con mi hija. Reunidos en una convivencia familiar, preparando una cena con carne, acompañamientos, ensaladas, bebidas, etc. Mi hija se acerca a mí, y me dice: Papá puedo llevarle un plato de comida a una anciana que vi en la calle, cuando veníamos con la carne a nuestro hogar? Mi respuesta fue inmediata, al decirle por supuesto hija, una vez preparada la carne, le haremos un sándwich y le llevaremos café, ya que era de noche en pleno invierno.
Fue así como se hizo, fuimos a buscar a aquella anciana, mi hija la encontró durmiendo bajo unos cartones, y le dice: Hola le hemos traído un alimento para Ud.
Este gesto lo fui comentando con ella todo el trayecto, indicándole cuando Dios amonesta nuestros corazones debemos ser obedientes, como a ti se presentó el Espíritu Santo, al divisar esta anciana (que yo nunca la había visto), de esa forma trabaja Dios y nuestro Señor que mora en tu corazón.
En las escrituras de hoy podemos notar las promesas que esperan a aquel que da sin miramientos: “Toda gracia”, “todo lo suficiente”, “toda buena obra” para aquellos que como Cristo vinieron al mundo a dar. Ser generosos con nuestro tiempo, recursos, oportunidades para otros, es seguir el ejemplo de Cristo y es la mayor prueba de que entendemos el amor y generosidad, que Dios sin condiciones, nos otorga en cualquier circunstancia.
Cuando ofrecemos nuestra mano abierta, al más necesitado, honramos al Señor y Él a cambio nos retornará el beneficio que a ellos ofrecimos, como Proverbios 19:17 nos indica “A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar”.
Así, con Dios adelante en cada paso que demos, extendamos nuestra mano para “saciar al alma afligida” (Isaías 58:10) y con desprendimiento ayudar, en el nombre del Señor, a todos aquellos que más lo necesitan.

Comentarios