“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Más el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios” (Juan 3:19-21)
Cuando hablamos de Dios, su luz se manifiesta en Jesús. Dicha luz se enciende en la oscuridad del mundo convulsionado de hoy y nos brinda con el despertar de un nuevo dia, la mejor oportunidad para salir de dicha oscuridad y emprender partida a los maravillosos planes que el Señor nos llama a cometer.
Recuerda que a pesar de que a veces, nuestras dificultades, tristezas y pérdidas parecen desdibujar la luz del rostro de Dios. Sin embargo, aun entre esas sombras oscuras, podemos ver pruebas de su presencia a nuestro lado.
Si hoy andamos en sombras, aprovechemos esa caída para con fe levantarnos y redescubrir que la luz de Dios, siempre estará allí para retornar el brillo de nuestro corazón.
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