RECOMPENSA ETERNA


“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:26)

La provisión física, es indispensable para nuestra supervivencia, prepararnos para obtener aquellas cosas que necesitamos mediante nuestro trabajo, para a su vez proveer nuestra familia, es un deber legítimo que tenemos que cumplir.

No obstante, cuando nos concentramos únicamente en la provisión material, podemos caer en la ilusión de lo pasajero: sentir que con cada posesión obtenida pensamos estar completos, olvidando al mismo tiempo que descuidamos algo más importante, la provisión para nuestra alma.

Es algo maravilloso trabajar duro y a conciencia, preocupándonos por nuestro futuro y por cumplir nuestras responsabilidades. Sin embargo, aunque tengamos una vida bien resuelta en lo material, vendrá el día en que nuestras almas serán requeridas. ¿Estaremos preparados? O estamos diciendo, “dormiré un poco más y me cruzaré de brazos”, mañana me ocuparé de mi alma. Pero “mañana”, nunca llega.

Nuestra vida como cristianos implica ayudar a aquellos que lo necesitan, compartir en nuestra medida, aquello que tenemos, caminando con fe y confianza en el cuidado de Dios. De esta manera estamos alimentando nuestra alma. Por ello hagámonos la pregunta hoy: ¿Están nuestras actividades enfocadas hacia la agenda de Dios? Pablo dice: “He aquí, ahora el tiempo aceptable; he aquí, ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2). La salvación tiene su gloriosa dimensión futura, pero hoy es el día de preparar nuestras almas para la eternidad.

Emprendamos la tarea y preparémonos para ello, el momento, ¡ES AHORA!!!

Comentarios