TUS HECHOS DESDE EL CORAZÓN - COLOSENSES 3:22-24

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:22-24)
Suelen convertirse muchas de nuestras actividades diarias, como actividades rutinarias, del cual muchas veces se hacen como mecánicas, del mismo modo cuando debíamos estudiar idiomas, matemáticas con sus ejercicios y memorizar las formulas, física, etc. Y al convertirse en una materia constante de nuestro diario vivir, este pierde el valor del verdadero significado de la actividad. El despertar en las mañanas, cumplimos una rutina diaria, y cuando algo se altera, nos desordena todo, o cuando aprendemos a tocar un instrumento musical, cada nota se escucha como un sonido, un ruido, pero cuando se hace con melodía en tiempo y pausa, este se transforma en una música y gran sinfonía auditiva.
No obstante, a todos los ejemplos expuestos, y a pesar de ser normal, que en algún momento sintamos cierto cansancio por la rutina, estamos obviando una verdad que nos ofrece la palabra de este día. En otros términos, se trata de enfrentar cada obligación (sin importar cuan rutinaria, humilde o trivial sea) y pedirle a Dios que la bendiga y la utilice para sus propósitos. De este modo, cada actividad se transformará en una labor sagrada con consecuencias invisibles y eternas.
Tus manos elevadas en oración glorificarán grandemente a Dios, pero también las acciones que emprendas, siempre hechas desde el corazón y apoyado en su palabra. Si lo que hacemos es pensado como un fruto que rendiremos para El Señor, hasta las tareas que consideramos rutinarias, serán significativas y nos darán gozo.
¡QUE TUS ACCIONES SEAN SIEMPRE REFLEJO DEL AMOR DE DIOS EN TU CORAZON!

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