El nombre de un profeta y
del octavo libro de los profetas menores (Habacuc 1:1). De Habacuc no se sabe
nada más que lo que menciona el libro que lleva su nombre.
Los eruditos más
tradicionales creen que el libro es una unidad, el trabajo de un solo autor,
Habacuc, producido en Judá durante el período de los caldeos. El templo aún
está de pie (Habacuc 2:20) y se predice el surgimiento del poder caldeo (Habacuc
1:5, 6). Aquí el argumento descansa sobre la palabra heb. kasdim, que se traduce “caldeos”. Algunos eruditos modernos sugieren
la palabra kittim, como refiriéndose a los chipriotas, y consideran que se
refiere a los griegos macedonios bajo Alejandro Magno. Por tanto, ellos fechan
el libro durante este período mucho más tardío. No hay razón para hacer esta
enmienda. Kasdim claramente se refiere a los caldeos.
El imperio de los
neobabilonios o caldeos se hizo prominente cuando el rey babilonio
Nabucodonosor derrotó a los egipcios en la batalla de Carquemis, en 605 a. de
J.C., y reestablecieron a Babilonia como el centro del poder mundial.
La profecía de Habacuc
difícilmente pudo haber comenzado antes del año 605 a. de J.C. Jerusalén cayó
ante los babilonios en el año 587 a. de J.C. El libro debe colocarse en algún
tiempo entre estas fechas, probablemente durante el reinado del rey Joacim de
Judá. Algunos fechan el libro un poco más temprano creyendo que los de Judá
tenían conocimiento de los caldeos mucho antes que la batalla en Carquemis, y
enfatizan el ataque inesperado al que alude Habacuc (Habacuc 1:5).
Los primeros dos caps.
presentan el oráculo profético, o carga, de Habacuc. Dos veces el profeta se
muestra perplejo y pide iluminación de lo alto; y dos veces recibe respuesta.
Primero, él se muestra preocupado por la violencia y el pecado de su pueblo.
¿Por qué no se les castiga? (Habacuc 1:2-4). La respuesta es que muy pronto
Dios enviará a los babilonios (caldeos) para juzgar a Judá (Habacuc 1:5-11).
Esto hace que Habacuc se muestre aun más perplejo: ¿Cómo puede un Dios justo
usar a los malvados babilonios para castigar a Judá, quien, aunque ha
apostatado, todavía es mucho mejor que los babilonios (Habacuc 1:12-17)? La
respuesta de Dios es que los orgullosos conquistadores también serán castigados
(Habacuc 2:2-20). La declaración de que el justo vivirá por su fidelidad (Habacuc
2:4) llegó a ser un asunto muy importante para los escritores del NT (Romanos
1:17; Gálatas 3:11; Hebreos 10:38).
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