Timoteo (gr., Timotheos, temeroso de Dios). Hijo espiritual de Pablo (1 Timoteo
1:2; 2 Timoteo 1:2), más tarde compañero de viajes del Apóstol y su
representante oficial. Su carácter era una mezcla de amabilidad y fidelidad, a pesar
de una timidez natural. Uno debe leer Filipenses 2:19-22 para saber cuán
elevada estima el Apóstol tenía hacia su joven amigo. Ninguno de los compañeros
de Pablo es mencionado tan a menudo, y está con él tan constantemente, como
Timoteo. Que esta relación era de una naturaleza perdurable surge con claridad
de 2 Timoteo 4:9, 21. Pablo sabía que podía contar con Timoteo. El era la clase
de persona que, a pesar de su juventud (1 Timoteo 4:12), su reserva y timidez
natural (1 Corintios 16:10;2 Timoteo 1:7) y sus frecuentes enfermedades (1
Timoteo 5:23), estaba dispuesto a dejar su hogar para acompañar al Apóstol en
viajes peligrosos, ser enviado en misiones difíciles y permanecer hasta el fin
un siervo fiel de Cristo.
En la mente popular no está
siempre clara la distinción entre Timoteo y Tito. Estos dos hombres eran dignos
compañeros de labor de Pablo, pero de distintas maneras. Tito era un líder;
Timoteo un seguidor. Tito era un hombre ingenioso, un hombre de iniciativa en
una causa buena. Uno halla en él algo de la agresividad de Pablo. Timoteo, por
otra parte, era tímido y reservado. Sin embargo, él manifestó su completa
prontitud aun cuando se le requirió hacer cosas adversas a su natural timidez.
Timoteo es mencionado por
primera vez en Hechos 16:1, pudiendo inferirse de este texto que él vivía en
Listra (cf. Hechos 20:4). Era hijo de un matrimonio mixto: tenía
un padre griego, pagano, y una devota madre judía, Eunice (Hechos 16:1; 2
Timoteo 1:5). Desde los días de su infancia Timoteo había sido instruido en las
Sagradas Escrituras del AT (2 Timoteo 3:15). Su abuela Loida y su madre Eunice
le habían criado como devotas israelitas (2 Timoteo 1:5). En el primer viaje
misionero de Pablo los tres llegaron a ser seguidores de Cristo. Timoteo supo
de las persecuciones y sufrimientos que los misioneros (Pablo y Bernabé) habían
experimentado en ese primer viaje (2 Timoteo 3:11), aun antes de unirse a Pablo
en trabajo misionero activo. Timoteo fue ordenado por los ancianos, Pablo mismo
tomando parte en esta solemne imposición de manos (1 Timoteo 4:14).
Timoteo acompañó a los
misioneros a Filipos y a Tesalónica. También les ayudó en Berea, el siguiente
lugar al que llegaron. Aquí él y Silas quedaron para dar apoyo espiritual a la
naciente iglesia, en tanto que Pablo seguía a Atenas (Hechos 17:10-15). Timoteo
dejó Berea a pedido de Pablo y se le reunió en Atenas. Después fue enviado
nuevamente a Tesalónica para fortalecer a los hermanos allí (1 Tesalonicenses
3:1, 2). Ambos, Silas y Timoteo, se unieron a Pablo en Corinto (Hechos 18:1,
5). Timoteo estuvo nuevamente con el Apóstol en el tercer viaje misionero
durante el largo ministerio en Efeso. De
allí fue enviado a Macedonia y a Corinto (Hechos 19:21, 22; 1 Corintios 4:17;
16:10). Cuando Pablo llegó a Macedonia Timoteo se juntó con él (2 Corintios
1:1). Después acompañó al Apóstol a Corinto (Romanos 16:21), estuvo con él al
regresar a Macedonia (Hechos 20:3, 4), y le estuvo esperando en Troas (20:5).
Probablemente estuvo también con Pablo en Jerusalén (1 Corintios 16:3). Durante
la primera prisión de Pablo en Roma los dos estuvieron nuevamente en estrecho
contacto (Filipenses 1:1; Colosenses 1:1; Filemón 1). Cuando Pablo esperaba ser
puesto pronto en libertad, dijo a los filipenses que esperaba enviarles a Timoteo
en breve (Filipenses 2:19).
Después encontramos a Timoteo en Efeso, donde el
Apóstol se unió a él. Al irse, Pablo le pidió a Timoteo que se quedase allí (1
Timoteo 1:3). Mientras estaba en ese lugar, Timoteo recibió una carta de Pablo,
la que hoy conocemos como 1 Timoteo. Más tarde, en otra carta, escribiendo
desde Roma como prisionero que enfrenta la muerte, Pablo instó a su amigo a que
viniera a él antes del invierno (2 Timoteo 4:9, 21). No hay constancia de que
los dos hayan vuelto a verse jamás.
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