58 - BIBLIA HABLADA - HEBREOS (RV-NT)


Epistola A Los Hebreos. El escritor de Hebreos no incluye su nombre en la carta. Primera de Juan es la única otra carta en el NT cuyo autor no incluye su nombre. Muchos cristianos han considerado que Pablo es el autor de Hebreos, pero otros han pensado que pudo haber sido Apolos, Bernabé u otro.
La carta se conoció en primera instancia en Roma y en el Occidente. Sus primeros lectores fueron judíos cristianos que hablaban y escribían el gr. La breve declaración: Os saludan los de Italia (Hebreos 13:24) ciertamente favorece la idea de que el escritor se encontraba en Italia. El escritor conoce muy bien a los lectores. Se refiere a su inmadurez espiritual (Hebreos 5:11-14), su ministerio fiel a los santos (Hebreos 6:9, 10), y sus experiencias después de su conversión (Hebreos 10:32-36). El término usado para referirse a sus líderes espirituales o gobernantes es hoi hegoumenoi (Hebreos 13:7, 17, 24), un término técnico que no se encuentra en ningún otro lugar en el NT; pero otros escritos procedentes de Roma y del Occidente tienen este mismo término (p. ej., 1 Clemente 1:3; 21:6; el Pastor de Hermas 2, 2:6; 9:7 [proegoumenoi]). Parece que sus primeros líderes ya habían muerto (Hebreos 13:7), mientras que los dirigentes actuales están continuamente involucrados en la tarea de velar sobre el rebaño (Hebreos 13:24).
Un bosquejo del libro revela la centralidad de Jesucristo en el libro de Hebreos.
I. Prólogo: Proceso y clímax de la revelación divina (Hebreos 1:1-3)
II. La preeminencia de Cristo (Hebreos 1:4—4:13)
     A. La superioridad de Cristo sobre los ángeles (Hebreos 1:4-14)
     B. Advertencia: El peligro de la indiferencia ante estas verdades (Hebreos 2:1-4)
     C. Razones por las cuales Cristo se humanó (Hebreos 2:5-18)
     D. Superioridad de la posición de Cristo a la de Moisés (Hebreos 3:1-6)
     E. Advertencia: los efectos temporales y eternos a causa de la incredulidad (Hebreos 3:7—4:13)
III. El sacerdocio de Cristo (Hebreos 4:14—10:18)
     A. La importancia de su sacerdocio para la conducta del creyente (Hebreos 4:14-16)
     B. Requisitos de un sumo sacerdote (Hebreos 5:1-10)
     C. Advertencia: sobreponiéndose a la inmadurez y apostasía sólo por la fe, paciencia y esperanza (Hebreos 5:11—6:20a)
     D. El sucesor eterno de Melquisedec (Hebreos 6:20b—7:28)
     E. El santuario celestial y el nuevo pacto (Hebreos 8:1-13)
     F. El sacerdocio bajo el antiguo y el nuevo pactos (Hebreos 9:1-28)
     G. La ineficacia de los sacrificios bajo la ley en contraste con la eficacia y finalidad del sacrificio de Cristo (Hebreos 10:1-18)
IV. Perseverancia de los cristianos (Hebreos 10:19—12:29)
     A. Las actitudes que deben cultivarse y las que deben evitarse (Hebreos 10:19-39)
     B. La fe en acción: ejemplos insignes del pasado (Hebreos 11:1-40)
     C. Incentivos para la acción en el presente escenario y para la meta futura (Hebreos 12:1-29)
V. Posdata: Exhortaciones, preocupaciones personales, bendición (Hebreos 13:1-25)
Esta carta tiene mucho que decir en cuanto a Cristo. El es completamente Dios y completamente hombre. Está activo en la creación. El asunto del sacrificio de Cristo se discute en detalle, tanto en su papel de sacerdote como el de víctima sacrificial. En su papel como sacerdote, él es el líder y guía. El también es quien revela a Dios. Se logra profundizar bastante en todas estas enseñanzas acerca de la persona y obra de Cristo.
El antiguo y nuevo pactos son comparados y se proveen las razones para la superioridad del nuevo o eterno pacto.
En Hebreos, la doctrina del pecado enfoca su atención sobre la incredulidad y el fracaso de continuar con Dios hacia la ciudad eternal.
La sombra y la realidad son cuidadosamente contrastadas. El cielo es la escena de la realidad. La tierra se preocupa con ambos: la sombra y la realidad. Cristo es el puente entre lo temporal y lo eterno.

El pueblo de Dios es visto como emigrando de un ambiente transitorio hacia una ciudad permanente. Esta emigración incluye la Palabra de Dios; el asunto de las pruebas, disciplina, o castigo; fidelidad; y la actividad santificadora de Dios; es decir, hacernos santos. La vida cristiana se desarrolla dentro del marco de esta era de peregrinaje celestial.

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