Dios
conoce mi camino, me probará y saldré como oro (Job 23:10)
Job estaba abrumado
después de perder su ganado, su salud y sus hijos. Y lo peor era que, aunque
adoraba a Dios todos los días, sentía que el Señor lo ignoraba. Ante la
aparente ausencia de Dios en el panorama de su vida, Job clamaba que no podía
verlo ni en el oriente ni el occidente, ni en el norte ni en el sur (Job
23:2-9).
Sin embargo, en medio
de su desesperación, su fe recobró vida, como una vela en un cuarto oscuro, y
declaró: “Dios conoce mi camino; me probará, y saldré como oro” (v. 10).
Los creyentes somos
probados y purificados cuando Dios utiliza las dificultades para quitar nuestra
autosuficiencia, orgullo y sabiduría terrenal. Aunque parezca que el Señor
permanece en silencio durante este proceso y que no contesta nuestros ruegos,
quizá esté dándonos una oportunidad de fortalecer nuestra fe.
El dolor y los
problemas pueden producir el carácter firme y radiante que surge de confiar en
Dios cuando la vida es difícil.
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