Porque
todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá (Mateo 7:8)
¿A quién acudes cuando
necesitas ayuda, cuando necesitas respuesta a una pregunta importante? ¿Le
preguntas primero a Dios?
En Crónicas 1:14, El
Rey David, respondió afirmativamente esa última interrogante. Ante el arresto
de los guerreros Filisteos, tal vez pudo suponer que Dios le encomendaría
enfrentarlos en batalla, pero sin dejar espacio a las especulaciones le
consultó: “¿Debo atacar a los filisteos?” Y el Señor le dijo: “Atácalos, que yo
los entregaré en tus manos”
Ante una circunstancia
apremiante, podemos en medio de la duda, dejarnos llevar por suposiciones;
podemos especular o intentar dilucidar por nuestros propios medios el camino a
la solución. Sin embargo, no debemos olvidar que tarde o temprano, llegaremos a
manos de Dios, para encontrar esa luz al final del túnel, que nos lleve
nuevamente a la seguridad y paz que Él promete para sus hijos.
Si te ha ganado la
duda, Preséntate ante el Señor y descubre exactamente lo que Él quiere que
hagas. No decidas por ti mismo para luego pedirle a Dios que bendiga tus
planes. Ve a Él y dile: “Señor, ¿cuáles son Tus planes?” tus planes ya están
bendecidos, y si los sigues, la victoria estará garantizada.
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