Porque
el Señor me dijo así: Me estaré quieto, y los miraré desde mi morada (Isaías
18:4)
En Isaías 18, parece
que el mundo entero está listo para luchar contra el pueblo de Dios. Sin
embargo, ¿cómo reacciona el Todopoderoso? «Me estaré quieto, y los miraré desde
mi morada…» (v. 4). Su quietud tal vez da la idea de que acepta la conspiración
contra ellos. Pero no era así. Con su respuesta, le recuerda que Él obra a su
tiempo; en el momento preciso y conforme a su voluntad.
Pienso en Jesús cuando
esperó cuatro días mientras Lázaro yacía en la tumba (Juan 11:39). ¿No sabía lo
que pasaba? ¿No le importaba? ¡Por supuesto que sí! Estaba esperando el momento
preciso para actuar y para enseñar lo que tenía previsto y quería que
aprendieran.
La Biblia registra “retrasos” de Dios, muchos de los
cuales parecen inexplicables desde nuestro punto de vista. Sin embargo, todo
atraso surge de las profundidades de su sabiduría y amor. Si no hay otro
motivo, tales situaciones pueden generar, si las aceptamos, las virtudes más
silenciosas (humildad, paciencia, entereza y constancia); cualidades que suelen
ser las últimas que se adquieren.
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