Echa
sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al
justo (Salmos 55:22)
Una de las
maravillosas promesas que nos ofrece Dios, es que en Él encontraremos el
descanso para nuestras cargas. Sin embargo, muchas veces, no es fácil,
encontrar el camino para entregarnos de lleno a tan hermosa promesa.
Aprendí a descansar
mis cargas en Dios, entregándolas plenamente a Él, de forma consciente,
alejándome por completo de mi preocupación por el resultado final de la
situación que me angustiaba.
Mientras buscaba con
desesperación un empleo y habiendo asumido que dejaría al Señor la carga de
encontrar alguna ocupación, me mantuve ojeando constantemente mi resumen
curricular, llamando a cada empresa a la que me dirigía en busca de una
respuesta más rápida, ojeando, a pesar de mi compromiso de dejar esa carga a
Dios, todos los clasificados que podía en busca de más oportunidades.
Finalmente, decidí
olvidarme del resultado de toda esa búsqueda, y ahora si de manera consciente y
decidida, sabiendo que había dado mi mejor esfuerzo, resolví descansar plenamente
en Dios esa carga, con lo que procuré continuar ocupándome en el empleo
informal a tiempo medio que tenía en aquel entonces.
Al cabo de unos meses,
fui contactado por un compañero de la universidad, por la vacante de un empleo
en la docencia, bien remunerado y con excelentes beneficios extras. No era
ninguno de los empleos a los que había aplicado, pero para mi sorpresa, fue por
mucho, mejor que cada uno de ellos.
La lección aprendida
fue hermosa y reveladora: Nuestro deber es el mejor esfuerzo y descansar “total
y plenamente” nuestras preocupaciones en Dios. Él nos sorprenderá dentro de sus
tiempos con sus maravillosas maneras, con planes que revelan su voluntad de
bien para cada uno de los que le siguen.
Empieza hoy a confiar
verdaderamente tus cargas al Señor, porque algo es seguro Él te sustentará
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