Y
la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús (Filipenses 4:6-7)
Cuando me cambié de
casa a vivir esta nueva etapa, tuve que armar mi hogar de cero, pero muy
bendecido por Dios, que me obsequiaron lo más básico. Fue ahí que me compré un rack grande para mi
TV y tuve que armarlo, pero como no tenía tiempo fue mi hijo quien lo hizo.
Aunque le llevó un par de horas, fue mucho más fácil de lo previsto. Todas las
piezas de madera ya venían cortadas y con los agujeros correspondientes,
incluidos los tornillos para armarlo. Las instrucciones eran prácticamente a
prueba de todo.
Lamentablemente, pocas
cosas en la vida son así, ya que no incluye instrucciones sencillas ni tenemos
a mano todas las piezas necesarias.
Enfrentamos
situaciones sin tener una idea clara de lo que implicará ni de lo que
obtendremos. Con facilidad, quedamos abrumados ante esos momentos difíciles.
Sin embargo, no hay
razón para enfrentar esas cargas sin ayuda. Dios desea que se las entreguemos a
Él: «Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús» (Filipenses 4:6-7).
Tenemos un Salvador
que comprende nuestra situación y nos ofrece su paz en medio de nuestras
luchas.
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