¡Tú
eres mi refugio!¡Tú me libras de la angustia!¡Tú me rodeas con cánticos de
libertad! (Salmos 32:7)
En estos tiempos, las
dificultades parecen rodearnos por todos lados. Si no es la economía que está
mal, es el negocio que fracasa, el matrimonio que va de mal en peor o la falta
de buena salud. Sin embargo, Dios ha prometido liberarnos en medio de las
dificultades que parecen abrumadoras.
Déjame darte un
consejo. Si quieres que Dios sea el Dios de tus angustias, entonces debes
dejarlo ser el Dios de tu corazón. Dios honra a los que le honran. Si estás
atravesando por alguna dificultad, no empieces a patalear, a gritar y a rogarle
que te libre de eso. Hónralo y abre Su Palabra para hacer lo que Él te dice que
debes hacer.
El Salmo 34 es un buen
lugar para comenzar. Por ejemplo: dice que debemos buscar a Dios (versículo 4).
Al buscarlo, Él te librará de las cosas que representan una amenaza para tu
vida.
Segundo, este Salmo te
instruye a clamar al Señor. Él le librará de todas tus angustias (versículo 6).
Después, te dice que
temas al Señor. Si no sabes cómo hacerlo, los versículos 11-14 te dirán
exactamente lo que debes saber: debes guardarte de hablar maldad y engaño,
apartarte del mal y hacer el bien; buscar la paz y seguirla.
Recuerda: si quieres
que Dios sea el Dios de tus angustias, deja que Él sea el Dios de tu corazón.
Al hacerlo, todo el cielo estará a tu favor para librarte, y tu triunfo estará
garantizado.
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