Como el águila que excita su nidada,
Revolotea sobre sus pollos, Extiende sus alas, los toma, Los lleva sobre sus
plumas (Deuteronomio 32:11)
Los pequeños polluelos no saben que tienen la
habilidad de volar, pero sus padres sí y por esa razón simplemente
los dejan caer desde lo alto, hasta que alcanzan la confianza, para levantar
por si mismos el vuelo que les garantizará su supervivencia.
Dios quiere ayudarnos a desarrollar los talentos
y dones que nos ha dado, pero en ocasiones tiene que forzarnos a abandonar la
comodidad del nido dándonos un empujón hacia afuera usando incluso diversas
pruebas, conflictos o un cambio radical en nuestro entorno para que podamos
desarrollar nuestro potencial.
Poco antes de su muerte, Moisés realizó una
ceremonia para anunciar a Israel que su sucesor elegido por Jehová era Josué.
Después de bendecirlo y darle algunas recomendaciones, le recordó a
todo el pueblo obedecer la ley que les fue entregada varios años atrás y luego
hizo un cantó en agradecimiento.
Hasta los últimos años de Moisés Israel
tenía maná del cielo, ropa que no se desgastaba, agua de la roca en
pleno desierto, etc., todo lo que necesitaban, pero para entrar a la tierra
prometida ocurriría un cambio, ahora ellos eran los que debían ira a la batalla
y conquistar lo que el Señor les había prometido.
Dios quiere ayudarnos a alcanzar las promesas que
nos ha dado, aunque quizás en ocasiones Él mismo tenga que darnos un empujón
para sacarnos del nido y ayudarnos a descubrir que tenemos la capacidad de volar.
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