Y me buscaréis y me hallaréis, porque me
buscaréis de todo vuestro corazón. (Jeremias 23:19)
Una madre con sus dos hijos, desesperada acude a una
radioemisora cristiana, donde el hermano que estaba saliendo al aire, la invita
a orar en vivo, y ella en su petición le pedía a Dios que pudiese llevar el
sustento a su casa, ya que no tenía como alimentar a sus hijos. El hermano que estaba haciendo la
transmisión, solicitó a la audiencia, que todo hermano que haya tocado su
corazón, dé la ofrenda a la hermana y les indica la dirección de ella. Mientras salía al aire, un gerente de empresa
escuchó todo el relato, pero hablando entre sí, se decía, que incrédula son las
personas, piensan que Dios hará caer del cielo el alimento, que son unos torpes
en pensar que esas cosas pasan, que suceden estos “milagros”, pero aquel hombre
anotó la dirección.
Llegando a su oficina, le solicita a su chofer, que
compre un carro de mercadería y la vaya a dejar a la dirección de la hermana en
necesidad, pero además le dice, dale esta nota para esta gente incrédula e
ignorante, “el diablo te mandó esta mercadería”.
Llegando el chofer a la casa de la hermana, le
solicita que le abra porque tiene que entregarle unas cajas con
mercadería. Y la mujer emocionada, le
dice al chofer, Bendito sea mi Señor, bendito es tu nombre Jehova, sabe señor,
que cuando Dios ordena, hasta el diablo obedece. El chofer no quiso entregarle la nota de su
jefe, y se retira diciendo, así es señora, hasta el diablo obedece.
Dios nunca dejará de responder nuestras oraciones,
quizás no lo haga de la forma que esperamos y su respuesta venga de personas
que ni conocemos, pero sin duda alguna va a responder, igual que lo hizo con el
profeta Elías, quien fue alimentado por cuervos en el arroyo de Querit.
No te preocupes tanto por la forma en la que Dios
responderá, no te desgastes en eso y confía en que lo Él hará.
No permitas que los problemas te cieguen o te roben la
paz, Nuestro Padre tiene una respuesta perfecta para suplir tu necesidad y
llegará de la forma y en el momento que menos lo esperes, pero nunca tarde,
sino dentro de sus tiempos y en su propósito de bien para tu vida.
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