Bienaventurado el hombre que tiene en ti
sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos (Salmos 84:5)
La mayoría no tenemos idea de qué es realmente la
gracia. Conocemos algunos fundamentos básicos acerca de ella. Sabemos que somos
salvos por gracia (Efesios 2:8). Pero ni siquiera hemos comenzado a entender el
poder verdadero que puede liberar en nuestra vida hoy.
Si quieres tener una idea de lo que la gracia
realmente puede hacer, observa lo que sucedió con los primeros cristianos en
Hechos 4. Habían sido amenazados por los líderes religiosos de Jerusalén y se
les había ordenado no hablar ni enseñar más en el Nombre de Jesús. Entonces,
habían comenzado a orar al respecto.
En síntesis, esto fue lo que oraron: “Señor, hemos
sido amenazados, pero no dejaremos de predicar ni nos esconderemos debajo de
alguna alfombra religiosa. Simplemente aumenta Tu poder en nosotros, danos
valentía y seguiremos adelante”.
¿Sabes cuál fue el resultado de esa oración? En el
versículo 33, leemos que “la gracia de Dios sobreabundaba en todos ellos”.
Gracia abundante. Una gracia tan poderosa que cuando aquellos creyentes la
recibieron, todo el lugar tembló. Una gracia tan abundante que capacitó a los
apóstoles para hacer: «muchas señales y prodigios entre el pueblo»
(Hechos 5:12).
Ese ejemplo debería ser suficiente para convencerte de
que la gracia no es algo abstracto del mundo espiritual. La gracia es
verdadera, es poderosa, otorga el poder sobrenatural para hacer que las cosas
sucedan.
Realiza esta próxima oración, con sinceridad y
confianza verdadera en que, Dios lo hará posible. A partir de ese momento
comenzarás a descubrir en realidad el poder de su gracia.
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