Y cuando oren, si tienen algo contra
alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en los cielos les
perdone a ustedes sus ofensas. (Marcos 11:25)
Son pocos los creyentes que entienden bien la estrecha
correlación entre la fe y el perdón. Jesús habló de esa relación en la
enseñanza sobre la fe que mueve montañas, según Marcos 11:22-26.
Él dijo: «Por tanto, les digo: Todo lo que pidan en
oración, crean que lo recibirán, y se les concederá. Y cuando oren, si tienen
algo contra alguien, perdónenlo…» (versículos 24-25).
Jesús unió esas dos frases a propósito. Su propósito
era que entendiéramos que liberar a los que nos han ofendido es fundamental
para recibir de Dios. El quería que grabáramos en nuestro corazón el hecho que
no podemos recibir respuesta a nuestras oraciones y al mismo tiempo, guardar
rencor.
El rencor obstaculiza el canal de la fe y te deja
indefenso, sin poder alguno en contra de los obstáculos de la vida.
Si has estado orando por algo y parece que la
respuesta no llega, examina tu corazón para ver si tienes falta de perdón.
Pídele al Espíritu Santo que saque a la luz cualquier rencor que esté
escondido. Quita de en medio lo que esté paralizando tu fe, y pronto verás
cumplirse las cosas por las cuales has estado orando.
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