Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó
a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de
tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca (1 Pedro 5:10)
En un mundo donde el amor se ha enfriado, la bondad
que brota del corazón de Dios es lo más útil y sanador que podemos ofrecer.
La bondad de Dios tiene un plan para nosotros, pero
también la maldad. No estamos exentos de las tentaciones, de los caminos de perdición,
de ser absorbidos por la oscuridad del mundo. Sin embargo, obedientes al Señor,
guiados por su Palabra, movidos por Su Amor y cercanos a Él en oración,
contamos con las herramientas para derrotar al mal y nos aseguramos el
camino para permanecer firmes y estables.

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