Nunca se apartará de tu boca este libro de
la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien (Josué 1:8)
Para que todo salga bien en la vida es necesario que
usted esté cimentado en la Palabra de Dios, es necesario que piense y medite en
ella hasta que se convierta en un hábito, es necesario que le preste atención y
la obedezca con tal constancia que usted empieza a hacer sin pensarlo lo que
ella dice.
Cuando era estudiante pequeño (10 años) comencé a
estudiar el Ajedréz, tenia el propósito de poder ganarle a mi padre, y todos
los días leía mi libro y practicaba las jugadas, para ir comprendiendo el raciocinio
y estrategia empleada. Pensaba y meditaba constantemente en lo que tenía que
hacer y cómo hacerlo, y así fue como logré jugar hasta poder vencer a mi padre,
cumpliendo la meta propuesta.
Ese mismo método apliqué con la Palabra de Dios.
Meditaba en ella de día y de noche. Al poco tiempo, empecé a emocionarme acerca
de lo que estaba leyendo. Me sentaba y pensaba en cómo podía aplicar la Palabra
en diferentes situaciones. Me veía orando por los enfermos y colaborando en su
sanación, entregando y recibiendo amor, sirviendo a Dios de las mejores formas.
La Palabra se convirtió en un hábito muy arraigado en mi vida.
Practique de esa manera la meditación en la Palabra.
Deje que llegue a ser parte de su vida. Véase obedeciéndola en toda situación,
porque entonces todo le saldrá bien
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