Y sabrá toda esta congregación que Jehová
no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os
entregará en nuestras manos (1 Samuel 17:47)
El 4 de agosto de 1991, el crucero MTS Océanos
enfrentó una tormenta terrible frente a la costa de Sudáfrica. Cuando empezó a
hundirse, el capitán y sus oficiales decidieron abandonarlo, pero sin avisar
del problema a los que quedaron a bordo. Moss Hills, un músico británico que
viajaba en el barco, notó que algo andaba mal y envió una señal a los
guardacostas. Entonces, poniéndose al mando de la situación, él, su esposa y
otros artistas que iban con ellos ayudaron a organizar la evacuación de los
pasajeros, mientras los helicópteros los rescataban.
A veces, los que consideramos líderes pueden
abandonarnos. Cuando el rey Saúl y sus oficiales enfrentaron los insultos del
gigante Goliat, tuvieron miedo (1 Samuel 17:11). Sin embargo, un
joven músico y pastor llamado David tuvo fe en Dios, lo cual transformó su
perspectiva ante aquella amenaza. Le dijo a Goliat: «Tú vienes a mí con espada […];
mas yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos» (v. 45).
David derrotó al enemigo y cambió el rumbo de la historia (v. 50). No buscó
fortaleza en los líderes humanos, sino en el Dios vivo.
Cuando otros nos abandonen, el Señor tal vez nos llame
a liderar con su fuerza y para su gloria.
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