Respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo
mio. E iban juntos. (Genesis 22:8)
A menudo la Biblia emplea un lenguaje lleno de imágenes y
rico en símbolos. Utiliza tipos, es
decir, objetos o relatos, para ilustrar verdades abstractas o hechos aún
futuros. Esto ayuda a fortalecer nuestra
fe. En relatos muy antiguos vemos que
Dios ya nos hablaba del Señor Jesús, porque para él el pasado es como el
futuro. La Biblia no es un libro escrito
por voluntad humana: es inspirada por Dios.
Tomemos un ejemplo: para poner a prueba la fe de su siervo
Abraham, primero Dios le pidió ofrecer a Isaac, su hijo unigénito, aquel a
quien amaba y quien debía darle una numerosa descendencia (Genesis 22). Al constatar que Abraham le obedecía, Dios lo
detuvo y le dio un carnero para ofrecerle en lugar de Isaac. Entonces, como respuesta a su fe, Abraham
recibió a su hijo de una manera nueva, como si hubiese vuelto a la vida
(hebreos 11:19), y puso al lugar un nombre que significa: “En el monte del
Señor será provisto”.
En este antiguo relato de aproximadamente 4000 años no dice
nada del Salvador que Dios iba a dar a los hombres. Esta escena subraya la fe excepcional de
Abraham. Sin embargo, aquí reconocemos
el anuncio del sacrificio muy real de Jesús, el Salvador, en Jerusalén 2000
años mas tarde. Este relato nos habla
del amor de Dios, quien dio a su Hijo por nuestros pecados y lo resucitó por su
poder.

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