BUSQUE Y DIOS LE RESPONDERÁ - ROMANOS 4:7

Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Romanos 4:7

Sanada de mis heridas
«Un día, cuando declaré en mi corazón: ¡Jesús, te acepto como Salvador!, sentí una gran paz. Oré pidiendo el perdón de mis pecados, y Dios me perdonó, pues Jesús pagó por mí.
Después de mi conversión, incluso si era feliz, pasé por numerosas pruebas. La primera fue la ruptura con mi familia. No hubiese soportado decirles una mentira y les conté mi conversión. Estaban muy enojados y me dijeron que no querían volverme a ver.
Luego vinieron otras pruebas y experimenté una terrible opresión. Pero en esas situaciones el Señor me instruyó y fortaleció, pues en cada prueba había preparado una salida. También me enseñó a luchar contra el enemigo de mi alma. Esta lucha interior fue la más dura, pues Satanás estaba contra mí, pero Jesús cumplió una enorme obra en mi ser. ¡Deseaba tanto salir de esta opresión que oraba al Señor para que me ayudase y me enseñase cada vez más! Él estaba ahí, esperando mi petición, pues su mano estaba tendida para responderme. Quería saber quién era ese Jesús que me había salvado, deseaba aprender a amarlo como él me amaba. Me reveló su naturaleza y tengo un solo deseo: parecerme a él, pues es perfecto en todo.
Jesús me perdonó. Purificó y curó mi corazón de todas sus heridas. Quiero alabar su nombre en cada instante y darle las gracias. Como me salvó a mí, también buscará otras ovejas perdidas para mostrarles su amor».
Nadia
“El que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye y entiende la palabra, y da fruto” (Mateo 13:23).

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