“Joven, A Ti Te Hablo” narra una guerra sangrienta de romanos contra campesinos y nubios, un pueblo negro que salió de Egipto. La aldea rural donde viven los campesinos Lairoi, Dalia y Josías sufre con la sequía. Pero la noticia de que los romanos construyen un acueducto para llevar agua hasta la ciudad más cercana es una esperanza.
Josías tiene la idea de pedir que hagan un desvío, así correría un poco de agua en la aldea. A Lairoi le gusta la idea de su hijo y cree que los romanos pueden conmoverse con esa situación. Junto con el amigo Zanoa, Lairoi va a hablar con los romanos, pero se irrita con la arrogancia del centurión Marcio, quien demuestra total frialdad respecto al problema, y casi lo matan. Aún después de darse cuenta de la violencia de los romanos, Lairoi decide hacer el desvío del agua por su cuenta, con la ayuda de algunos campesinos.
A partir de ahí comienza la guerra. Cuando sabe acerca del desvío del agua, Marcio contrata guerreros nubios para capturar Lairoi. Con mucho coraje, el joven Josías decide ir al campamento de los nubios y logra hacer de rehén a Urbi, la hija del jefe del bando, y cambiarla por la libertad de su padre. La actitud de Josías impresiona a los nubios, y estos deciden estar al lado de los campesinos en la lucha por el agua. Durante días, ellos enseñan a sus nuevos amigos a que luchen. Se pierde mucha sangre en dos batallas.
Lairoi muere y a Josías lo hieren de gravedad. Preso en los calabozos de la Sinagoga, Josías no resiste y muere, para la mayor desesperación de su madre. Pero mientras los romanos, los campesinos y los nubios peleaban, Jesucristo, sus discípulos y una multitud seguían rumbo al local de los hechos. Cuando llegaban, se encontraron con el cortejo fúnebre de Josías, y a este lo agracian con el milagro.
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