Jesucristo... quitó
la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio. 2 Timoteo 1:10
En muchos países la
esperanza de vida ha aumentado en los últimos decenios, sin embargo, nuestra
vida está amenazada por múltiples peligros y enfermedades. A pesar de las
precauciones y los mejores cuidados, la muerte es inevitable. Solo tenemos un
determinado tiempo para vivir. ¿Y después? Tarde o temprano la muerte se
convierte en un motivo de inquietud o de angustia. Entonces algunos hacen burla
de ella, o tratan de no preocuparse apoyándose en ideas sin fundamento, tales
como la reencarnación, el purgatorio, la nada, el paraíso para todos...
¿Qué dice la
Biblia? Su lenguaje es claro: “Está establecido para los hombres que
mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (hebreos 9:27). También
nos revela cómo escapar al juicio de Dios: “El que oye mi palabra (dice Jesús), y cree
al que me envió (Dios), tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha
pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). Esta vida, es decir, la vida
eterna, me permite experimentar la felicidad en la presencia de Dios, desde
ahora y para siempre. “Dios envió a su Hijo unigénito al mundo,
para que vivamos por él” (1 Juan 4:9).
Para el creyente que posee
esta vida porque aceptó la salvación mediante Jesucristo, la muerte ya no es
algo espantoso, pues es un enemigo vencido. Jesús, mediante su muerte, destruyó
“por
medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”, y
liberó “a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida
sujetos a servidumbre” (hebreos 2:14-15).
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