LA ORACION DE LA MAÑANA - SALMO 5:3


Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré... Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré. Salmos 5:3; 63:1
Al igual que el autor del Salmo 5, ¿sabemos presentarnos delante del Señor cada mañana, orar a él, para hacer provisión de fuerzas y sabiduría desde el principio del día?
¿O comenzamos, apurados y mal preparados, las múltiples actividades que nos esperan?
Si somos conscientes de que cada día que pasa es una ocasión para servir y honrar a Dios, cada mañana nos inclinaremos ante su presencia para orar. Le expondremos nuestras dificultades y nuestros temores, reconoceremos ante él nuestras flaquezas e incompetencias. Le pediremos que renueve nuestra confianza en él y que nos enseñe a discernir entre el bien y el mal (Hebreos 5:14). ¡Entonces la carga diaria será mucho más ligera! El Señor responderá a nuestra oración, y podremos empezar el día con serenidad.
Ser conscientes de nuestra fragilidad y descansar totalmente en él nos permite experimentar su fuerza y sus recursos inagotables.
Por lo general recordamos la necesidad de alimentar nuestro ser interior del Pan de vida, haciendo provisión, desde la mañana, mediante la lectura de la Biblia. Si leemos en los evangelios, nos nutrimos de lo que fue la vida de Jesús, de su persona revelada en la Palabra de Dios. Pero no olvidemos la oración matutina, que tendrá efectos benéficos sobre cada instante del día que empieza.
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).

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