esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa
conforme a su voluntad, él nos oye. (1 Juan 5:14)
Cuando usted enfrenta algún tipo de problema, ¿se detiene a
orar o se pone en acción? Dios actúa poderosamente por medio de la oración,
pero con frecuencia la vemos como el último recurso: cuando estamos al final de
la cuerda es cuando empezamos a orar.
Valiéndose del ejemplo de Elías, Santiago nos recuerda lo
que puede lograr la oración eficaz de una persona justa. En el pasaje de hoy,
el tema es la sanidad, pero esa no es la única oración que Dios desea
responder. Cada aspecto de la vida puede ser tocado por el poder de la oración.
Tentaciones. Jesús
dijo a sus discípulos: “Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Mr
14.38).
Alabanza. Después
de ser golpeados y echados en la cárcel, Pablo y Silas oraron y alabaron a
Dios, aun en medio de su dolor (Hch 16.25).
Guerra espiritual. Pablo
nos enseña a conectarnos con el poder de Dios “orando sin cesar” (1 Ts 5.17).
Ansiedad. No
estamos a merced del temor si oramos por todo (Fil 4.6).
Transformación. Cuando
oramos conforme a los deseos de Dios, Él transforma nuestra mente, actitud,
carácter y forma de actuar (Col 1.9-12).
Testimonio. Por
medio de la oración, pedimos al Señor que nos abra puertas para esparcir su
Palabra (2 Ts 3.1).
Protección. Dios
es fiel para conceder nuestras peticiones de fortaleza y protección (2 Ts 3.2,
3).
La próxima vez que enfrente una situación difícil, recuerde
que la oración es más poderosa que todos nuestros esfuerzos. Ore y verá a Dios
actuar
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